En los primeros 15 días de
este mes, el gobierno central y las municipalidades tienen la obligación de
presentar, en forma respectiva, al Congreso Nacional y a cada Corporación
Municipal, el presupuesto de ingresos y egresos para el año 2015, en esas instancias
se deberá socializar, debatir y finalmente aprobar el presupuesto, teniendo
como fecha máxima de aprobación el 30 de noviembre; así lo manda la
Constitución de la república y la Ley de Municipalidades. Aunque estos
quehaceres suelen ser rutina solo de técnicos y políticos, los ciudadanos (as)
de a pie y también los otros, debemos hacer un alto y meternos en el tema; lo
que se decida en estos meses nos afectará el otro año de manera directa pero ya
será tarde, poco o nada podrá hacerse. Desde luego que eso de “meterse en el
tema” es más sencillo decirlo que hacerlo pero, que nadie dude que el costo de
no meterse, por barato que resulte, es que no se haga nada por usted. Pues
bien, lo primero que debemos saber del presupuesto es que lo que se aprueba no son
simples valores de ingreso y egreso a los cuales se sujeta el funcionario (a);
se trata en realidad del instrumento cuya aplicación correcta permite avanzar
en la solución de los problemas de la comunidad. Dicho de mejor forma, el
presupuesto debe verse como componente del plan operativo anual que recoge lo
que en el 2015 buscamos avanzar sobre una estrategia de desarrollo del
municipio. Si bien es cierto que las municipalidades tienen plan
estratégico de desarrollo, me atrevo a decir que la mayoría no lo usa como lo
que es, la principal herramienta de gestión del alcalde (sa). Pero, más allá de
esa limitación, lo que intento señalar es en qué medida ese plan ha sido
formulado desde la comunidad, con sus organizaciones locales, de forma que el
plan operativo y presupuesto del 2015 recoja las prioridades de las comunidades
y no la de los corporativos. Por otro lado, parte del plan es la demanda
de infraestructura social de las comunidades, que incluye agua potable y
saneamiento, vías de acceso, edificio escolar, mobiliario y equipo, centro de
salud y electrificación, entre otros. Ocurre que el costo de esa demanda a
nivel de todo el municipio adquiere tal magnitud que resulta imposible
atenderla solo con los recursos municipales y de la población, lo cual sugiere
que el problema no se reduce a formular y ejecutar un presupuesto. Antes
de eso es obligado trabajar 3 temas cuando menos; primero, hacer una evaluación
técnica de las necesidades, que nos diga la alternativa de solución y su costo,
segundo, que al ser imposible satisfacer esa demanda en un solo año, debe
concertarse con las organizaciones comunales los proyectos prioritarios y
tercero, formular una estrategia de gestión de recursos que, desde la
cooperación externa, complemente la capacidad de inversión de la municipalidad
y de las comunidades. De momento, dado que ya estamos en septiembre, solo
queda trabajar el presupuesto a partir de las consultas que se han estado
haciendo pero, es obligado retomar en el 2015 la estrategia de gestión de recursos.
¡Es urgente!
Jorge Barralaga,
Correo:baralaga@yahoo.com
El Marcalino año 8, Edición 358
4 de septiembre
del 2014
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