Por: Oscar Mauricio
Ramos Henríquez
La primera dice que durante los acontecimientos del
28 de junio él andaba apoyando a Mel en el departamento de El Paraíso, frontera
con Nicaragua y que cuando el ex presidente levantó la cadena esquivó el golpe
de la misma, solo le pasó rozando la cara pero le quitó el sombrero el cual
voló por los aires y fue utilizado como “chira” (vocablo que en algunas
ocasiones como ésta define las bombas que se inflan y se ponen de adorno en las
fiestas y otras veces define la boca) y que solo lo miraba ir de un lado a otro
en aquel mar de gente.
La segunda es que lo perdió en unos zarzales cuando
iba en carrera abierta escapando de una “gaseada” que eran muy comunes en ese
entonces.
Para aclarar la primera versión habría que hacerlo
en un organismo internacional pues no se sabe si el artículo en mención quedó
en Honduras o fue a parar a tierras Nicaragüenses; ahora si es la segunda
versión se haría de manera doméstica y solo se necesitaría un perito forense
para ver si encuentra vestigios del susodicho; lo único puntual de este caso es
que el doctor en solidaridad, como reconocimiento y en memoria del sombrerito
“caído en acción” no ha comprado el sustituto hasta el momento en que escribo.
Pero a Miguel también le han sucedido algunas
buenas como la que le pasó hace algún tiempo.- Él tiene por costumbre dejar
estacionado su automóvil en el parque soberanía, enfrente de la casa Osorio
(donde está un banco), cuando uno tiene una rutina, aduce que lo hace todos los
días, ya lo hizo, y a veces no lo es; pues ese día fue a pagar unas cuentas,
estuvo en el taller donde Trejo
bromeando, compró algunas verduras y luego dispuso a irse para su casa, pero al
llegar enfrente del banco, su camioneta negra no estaba.-“Vaya”, dijo para sus
adentros, “ya me pasó las de Samuèl”
(a Samuel Sorto le habían robado un pick
up hacía algunos días), los amigos que lo vieron lo notaron diferente, triste,
melancólico; algunos le preguntaron qué le pasaba, pero él no quería hablar del
asunto.- En eso lo llamaron a la alcaldía para resolver un problema de la
comisión de deportes, casi sin ganas fue y después salió con la idea de tomar
un taxi que lo llevara hasta su casa en San Rafael, mientras esperaba se sentó
en una banca del parque frente a casa gloria pensando en cómo había perdido el
carrito y que tan económico y bueno le había salido.- Tanta falta me hace que
hasta estoy viendo uno muy parecido al mío, pero luego lo quedó viendo bien y
descubrió que era su camionetia; lo que había pasado era que cuando quiso
estacionarse ese día en el lugar de costumbre, no había espacio y tuvo que
hacerlo al otro lado del parque, allí le volvió
“el alma al cuerpo” y volvió a tener el mismo buen humor que de
costumbre.
Continuará…
Publicado por El
Marcalino
Edición 325, 12 de
noviembre del 2013.
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