Por: Oscar Mauricio
Ramos Henríquez
En ese paso de la quebrada honda, don Héctor Zelaya
tuvo un “espeluznante” encuentro sobrenatural una de esas noches de diciembre
que se vuelven tediosas por la rutina y como no había mucho que hacer en su
beneficio de café, decidió junto con un hermano que lo visitaba, dar una vuelta
ya bien entrada la noche.- Al llegar al rio, una espesa neblina daba el toque
“tenebroso” al paraje, había que pasar despacio por el lugar para no mojarse ya
que venían en una motocicleta; pero justo al terminar de cruzar el rio, oyeron
el ruido de una filosa “colima” (machete) que sonaba con el choque de las piedras del camino
justo al lado de la moto que la “topó” a lo que dio y aún así no se podía
desprender del sonido que los acompañó toda la cuesta que eran casi dos
cuadras; el hermano solo le decía: “ponele que nos matan” (en ese entonces no
se requería de andar con casco), y él le decía: ¿cuántos son que no los veo?;
“pues si yo tampoco” le decía el hermano, ninguno de los dos vio quien los
amenazó, es más, no vieron a nadie, ni supieron como alguien podía correr a la
misma velocidad de la motocicleta y hacer sonar el machete con tanta furia.-
Fueron bastantes los angustiosos segundos que pasaron hasta que el sonido de la
colima pegando en las piedras de la carretera
se dejó de escuchar al terminar de salir del paso del rio; esa noche,
cuando llegaron al lugar donde iban, el señor que les atendió solo les dijo:
“mire don Héctor, yo no le había querido contar que en esa quebrada asustan, a mí
ya me pasó un par de veces pero no he querido decirlo porque la gente no cree y
al final les parece que uno está loco”; esa noche se quedaron y no regresaron al beneficio sino hasta el
siguiente día, y en cuanto al hermano, el día siguiente se fue y desde ese
entonces no ha vuelto a esta ciudad.
Eso de tener
encuentros con seres
“descarnados” no es para cualquier gente, en mi caso personal, si me sucediera
creo que me daría un “patatuz”, o sea “la pálida” (un desmayo), pero a otros no
les ocasiona gran inquietud como es el caso de “Fonchito” Palacios que
actualmente vive en una casa donde ocurrió un crimen abominable de una
jovencita que fue muerta a balazos por su pareja sentimental y que se dieron
cuenta porque su hijo, en ese entonces de muy pocos años fue hasta la casa de
su abuelo para decirle que su mamá no se despertaba; ella era hija de un señor
muy conocido, popular porque fue integrante del conjunto “los solitarios”
y que es muy querido en la colonia donde
vive (La Melgar).
Continuará….
Publicado por El
Marcalino
Edición 323, 29 de
octubre del 2013.
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