Por Jorge Barralaga
Creo que se acabaron los adjetivos negativos para
calificar la actuación del Congreso, vale decir de Juan Orlando y su gente, el
pasado fin de semana. Una trama descarada, sin ninguna sutileza sobre como
defraudar al pueblo, tan es así que todo el mundo parecía saber de antemano
cada paso del proceso hasta que en la madrugada del domingo 1 de septiembre
“eligieron y juramentaron” a los fiscales y luego se fueron a izar la bandera
en el inicio del mes de la patria.
La prensa cubrió casi 2 semanas el proceso, desde
nombrar la junta de proponentes, la recepción de candidatos (as) y su
evaluación hasta “proponer los 5 mejores”. Todo quedó al desnudo bien temprano,
se trataba de “una cachurecada más”, el objetivo era nombrar fiscales a la
medida de Pepe y Juan Orlando y como dice este personaje, “haré lo que sea necesario
para…” lo que sea.
Quien ahora es fiscal general ni siquiera pasó el
primer filtro de las evaluaciones pero era el elegido, luego desertaron 3 de
los 7 miembros de la junta de proponentes, también pasó que el ahora fiscal
adjunto, había renunciado en el proceso por considerarlo viciado pero luego lo
“persuadieron” de su error. Otro candidato, Ivis Discua Barillas de militancia
nacionalista, denunció el fraude frente a la junta de proponentes y este lunes
tuvo que salir del país para salvar su vida.
Uno se pregunta, ¿Qué no tiene asesores Juan Orlando
que le indique lo que se puede y lo que no se debe hacer en plena campaña?,
pareciera que le es más importante asegurarse fiscales afines que ganar la
presidencia. Apostaron tanto para alcanzar ese objetivo, que no les importó la
presión popular de la calle, sobornar diputados (as), cabildear hasta el
cansancio un nuevo voto y votar más de una vez en la mesa de quienes no estaban
presentes.
Solo para hacer memoria sobre este caso, primero
sacaron a 4 magistrados de la Corte Suprema de Justicia y después despidieron
al fiscal general y al adjunto, en ambos casos por ineptos, que lo eran pero
nunca fue la verdadera razón, y la escena siguiente de esta trama es la que nos
ocupa. La ley dice que los fiscales general y adjunto duran 5 años en el cargo
pero hay un problema, el cambio es en marzo 2014 cuando habrá un nuevo
congreso.
No, no se puede, es imposible esperar. Pepe, Juan
Orlando y toda su clientela en el poder tienen demasiado que explicar sobre lo
que han hecho en estos 4 años, saben que no ganarán las elecciones y no
controlarán el congreso que elegiría a los nuevos fiscales, eso los dejaría en
despoblado, más o menos como quedó Callejas cuando el fiscal Edmundo Orellana
lo persiguió, sin resultado por cierto; su único castigo fue que los gringos le
quitaron la visa por corrupto.
Publicado por El Marcalino
Edición 315, 03 de septiembre del 2013.
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