Por: Oscar Mauricio Ramos Henríquez
.-Se
le fue el alma al pobre, se puso pálido como papel manila y allá salió el pobre
pastor corriendo “desangelado”, no le ajustaban las “patías”, jamás había
corrido tan rápido y lo peor era que estaba medio gordito (o gordito y medio) y
ni siquiera andaba con tenis, en ese entonces no había taxis ni celulares; lo
vieron correr en dirección al centro de salud (por donde está la iglesia), era
un solo ruido de los tacones y la gente que lo vio no sabían a que se debía la
carrera, la angustia y la desesperación del pobre; al final, cuando llegó a la
iglesia y ver que no había sucedido nada, dicen algunos que lo vieron sentarse
jadeante en la acera pensando y dudando si lo que había oído por “la radio”
había sido verdad o se lo había imaginado; lo cierto de todo esto es que los
“locutores” si lo gozaron, estuvieron en la esquina de la cancha del INHFA
hasta que lo vieron desaparecer después del puente de hierro carcajeándose de
cómo corría aquel gordito, y seguro que
su media libra de peso si la rebajó.
En
mi familia teníamos una rutina los sábados de verano y era después del almuerzo
tía Albita nos llevaba a mí y a algunos vecinos a bañar a la poza redonda que
queda en Sigamane y luego íbamos a Santa Rosa (así se llama aún la finca que
era de mi abuela), pero en algunas ocasiones cuando había feriados (porque los
sábados teníamos clases) el paseo era desde la mañana e íbamos a comer a la
finca, el manjar era sopa de gallina india y la gallina era asada y con salsa
de tomate (todavía es el menú de los sábados en mi casa).-Tendría unos ocho
años cuando mi papá apareció con una “mulita”(cruce femenino entre caballo y
asno) muy mansa, nada que ver con la elegancia de los corceles que vi hace poco
en el festival del café; me anduvo toda la mañana, a veces con él y otras veces solo, pero siempre cerca por cualquier
accidente, que niño no es feliz montado en un caballo, mula o yegua?; En medio
de la finca mi abuela había dejado un llano como de una manzana porque quería hacer unas lagunas para tener peces y
justo en medio del llano había un poste para amarrar los caballos; pues allí
amarró mi papá la dichosa mula.- Luego del almuerzo mi papá colocó en ese poste
una botella de vino que habían consumido
en el almuerzo (a mi no me dieron) para enseñarme como manejar un arma, ya
había intentado con el football pero
hace algunas ediciones les conté porque aborrecía el juego (y esto que mi papá
era muy bueno para jugar y me regaló una
buena cantidad de pelotas).
Continuará….
Publicado por El Marcalino
Edición 304, 18 de junio del 2013.
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