11 de julio de 2013

La Marcala que yo recuerdo 26

 Por: Oscar Mauricio Ramos Henríquez

.-Se le fue el alma al pobre, se puso pálido como papel manila y allá salió el pobre pastor corriendo “desangelado”, no le ajustaban las “patías”, jamás había corrido tan rápido y lo peor era que estaba medio gordito (o gordito y medio) y ni siquiera andaba con tenis, en ese entonces no había taxis ni celulares; lo vieron correr en dirección al centro de salud (por donde está la iglesia), era un solo ruido de los tacones y la gente que lo vio no sabían a que se debía la carrera, la angustia y la desesperación del pobre; al final, cuando llegó a la iglesia y ver que no había sucedido nada, dicen algunos que lo vieron sentarse jadeante   en la acera pensando y  dudando si lo que había oído por “la radio” había sido verdad o se lo había imaginado; lo cierto de todo esto es que los “locutores” si lo gozaron, estuvieron en la esquina de la cancha del INHFA hasta que lo vieron desaparecer después del puente de hierro carcajeándose de cómo corría aquel gordito,  y seguro que su media libra  de peso si la rebajó.
En mi familia teníamos una rutina los sábados de verano y era después del almuerzo tía Albita nos llevaba a mí y a algunos vecinos a bañar a la poza redonda que queda en Sigamane y luego íbamos a Santa Rosa (así se llama aún la finca que era de mi abuela), pero en algunas ocasiones cuando había feriados (porque los sábados teníamos clases) el paseo era desde la mañana e íbamos a comer a la finca, el manjar era sopa de gallina india y la gallina era asada y con salsa de tomate (todavía es el menú de los sábados en mi casa).-Tendría unos ocho años cuando mi papá apareció con una “mulita”(cruce femenino entre caballo y asno) muy mansa, nada que ver con la elegancia de los corceles que vi hace poco en el festival del café; me anduvo toda la mañana, a veces con él y otras  veces solo, pero siempre cerca por cualquier accidente, que niño no es feliz montado en un caballo, mula o yegua?; En medio de la finca mi abuela había dejado un llano como de una manzana porque  quería hacer unas lagunas para tener peces y justo en medio del llano había un poste para amarrar los caballos; pues allí amarró mi papá la dichosa mula.- Luego del almuerzo mi papá colocó en ese poste una botella de vino que  habían consumido en el almuerzo (a mi no me dieron) para enseñarme como manejar un arma, ya había intentado con el football  pero hace algunas ediciones les conté porque aborrecía el juego (y esto que mi papá era muy bueno para jugar  y me regaló una buena cantidad de pelotas).

Continuará….

Publicado por El Marcalino
Edición 304, 18 de junio del 2013.


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