Por Jorge Barralaga
Todo indica que antes que el primer barquito llegue a Cortés con
petróleo al crédito, el gobierno Lobo-Hernández deberá satisfacer condiciones
que, mientras se negocian, habrá terminado su período y será el gobierno
entrante quien pueda usar ese beneficio. Sobre esto ya han trascendido
suficientes argumentos, así que lo que provoca este comentario va en otro
sentido; ¿por qué Venezuela negocia con un gobierno lleno de golpistas y acepta
el retorno de Honduras a Petrocaribe?
Sin duda no es cálculo sobre si este gobierno podrá o
no usar ese dinero que, después de todo, siempre está la opción que Juan
Orlando se imponga en noviembre con las mismas tretas que ya usó contra Ricardo
Álvarez. Así que la lectura del retorno a Petrocaribe hay que hacerla desde la
coyuntura de la histórica lucha de nuestros pueblos por romper la hegemonía del
imperio norteamericano sobre América Latina. Concretamente, se busca consolidar
la CELAC –Comunidad de Estados de Latino-América y el Caribe-.
Para decirlo de otra manera, la CELAC es la negación
de la OEA, es decir, es todo el continente americano pero sin Canadá y Estados
Unidos. En el 2011, 33 naciones le dieron vida y con ello desafiaron al imperio
pero no porque de repente los presidentes (as) de la región se volvieron
antiimperialistas; de este “virus” no pueden acusar a Peña Nieto de México, a
Santos de Colombia, a Martinelli de Panamá o a Piñera de Chile. Y tampoco, ni
se les ocurra, a Pepe Lobo y Juan Orlando.
Antes de la CELAC surgió Petrocaribe en el 2005 como
parte de un proyecto mayor, la ALBA
- Alternativa Bolivariana para la América-, impulsado
por Venezuela y constituida el 2004 junto a Cuba, Nicaragua, Bolivia y
Dominica. A pesar que la ALBA es un proyecto antiimperialista contrapuesto al
ALCA –Área de Libre comercio de las Américas- que promovió EE UU en 1994, al
final del día, el ALCA fracasó, la CELAC se consolida, los países que no tienen
petróleo se suman a Petrocaribe y la ALBA avanza cada vez más.
Estos eventos tienen explicación en el hecho que a
partir de 1989, con la caída de socialismo de Europa del Este, el imperialismo
perdió a su enemigo. Así el mundo dejó de ser bipolar y en poco más de 20 años,
contra la expectativa de EE UU y Europa, el planeta cambió para bien, ahora es
multipolar. Ocurre que hay al menos 5 economías emergentes –China, Brasil,
Rusia, India y Sudáfrica-, además de otros bloques regionales que están
ejerciendo su influencia en las decisiones que afectan al planeta entero.
Bien, pero… ¿qué pito toca Pepe y Juan Orlando en todo
esto? Simple, están asfixiados financieramente, voltearon a ver “pa’ los
lados”, vieron para donde iban los demás y ahí están, haciendo cosas que a
veces confunden. Lo último que se les “ha ocurrido” es aventar al carajo a
China-Taiwán y abrir relaciones con China Popular, sí, la comunista. La misma
que compró parte de los bonos soberanos y que ofrece financiar el ferrocarril
interoceánico desde Puerto Castilla hasta Amapala.
Publicado por El Marcalino
Edición 299, 14 de mayo del 2013
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