Por: Oscar
Mauricio Ramos Henríquez.
Los
gemelos Cárcamo cobraban un centavo si uno se sentaba en unas gradas
de madera y dos centavos en silla esto era por programa pero si se
quedaba para varios programas costaba cinco centavos ,buen negocio
verdad?; era todo una sala de cine porque cerraban las puertas y
ventanas quedando oscuro y si a alguien le había caído mal la
comida ya se imaginan lo que pasaba.- En otra casa que se podía ver
televisión era donde el doctor Dubón (papá del doctor Francisco
Dubón ,ampliamente conocido por todos nosotros ,por cierto que era
un niño muy consentido a tal extremo que no lo dejaban salir mucho y
lo cuidaban tanto que lo mantenían permanentemente con un gorro y
una bufanda y como parte de la dieta le daban leche de cabra que
ordeñaban en la casa) pero en esa casa ponían una baranda y había
que ver la tele desde afuera; allí quien cobraba era Froylan, el
hermano menor de Francisco.- Y otra de las casas era la de doña
Anita Molina enfrente del parque, aquí le paso una buena a mi buen
amigo Rodolfo Pérez que ya adolecente quedó flechado perdidamente
de una de las hermanas Molina que por cierto todas eran muy bonitas
(no tenía malos gustos el carajo); resulta que se sentía atraído
por una de ellas (que no voy a decir el nombre pero vive aquí en
Marcala y trabaja en el centro de salud), el problema era que todavía
era “chuña” (o sea descalzo, que era muy común en ese tiempo) y
pues luego de algunos minutos de estar parado en un solo lugar
quedaban plasmados en el piso las dos enormes huellas de los pies,
aja, y para moverse sin que notaran las huellas y tan enamorado que
cada vez que lo volteaba a ver la dueña de su corazón transpiraba
más, si que era lío de verdad, pero como de amor nadie se muere,
allí está vivito y coleando (y ahora si ya anda calzado y de
casado) .
Pero la
distracción estelar era el cine lux de don Rolando Melghem que
quedaba cerca de donde hoy es un pasaje comercial en el barrio San
Miguel y La sala de cine Edisson de don Carlos Drawert que quedaba
donde hoy vende el ex cadete Barahona.- pasaban películas como las
de Tarazan que casi no se oían pero lo que si uno se aprendía era
el grito del “hombre mono” para usarlo cuando uno se tiraba en
alguna poza como la chorrera o en el manzanal, una vida simple pero
bonita-
Otra fecha
que se disfrutaba era la feria y su reinado que se realizaba en el
mercado; se hacía el escenario por donde tiene el puesto don Felipe
García y el que recitaba y daba la salutación a la reina era don
Benito Gámez .- En ese mercado vi coronarse a muchas señoritas
que ahora son señoras que peinan canas (o las esconden tras un tinte
de pelo). No era tanta la gente pues cabíamos allí y lo bueno es
que si llovía, nadie se mojaba, lo que a veces sucedió fue que se
quebró alguna mesa que servían como tarimas para ver el evento.
Continuará
…
Publicado
por El Marcalino
Edición 283,
23 de Enero del 2013
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