24 de enero de 2013

La Marcala que yo recuerdo 5

Por: Oscar Mauricio Ramos Henríquez.

Los gemelos Cárcamo cobraban un centavo si uno se sentaba en unas gradas de madera y dos centavos en silla esto era por programa pero si se quedaba para varios programas costaba cinco centavos ,buen negocio verdad?; era todo una sala de cine porque cerraban las puertas y ventanas quedando oscuro y si a alguien le había caído mal la comida ya se imaginan lo que pasaba.- En otra casa que se podía ver televisión era donde el doctor Dubón (papá del doctor Francisco Dubón ,ampliamente conocido por todos nosotros ,por cierto que era un niño muy consentido a tal extremo que no lo dejaban salir mucho y lo cuidaban tanto que lo mantenían permanentemente con un gorro y una bufanda y como parte de la dieta le daban leche de cabra que ordeñaban en la casa) pero en esa casa ponían una baranda y había que ver la tele desde afuera; allí quien cobraba era Froylan, el hermano menor de Francisco.- Y otra de las casas era la de doña Anita Molina enfrente del parque, aquí le paso una buena a mi buen amigo Rodolfo Pérez que ya adolecente quedó flechado perdidamente de una de las hermanas Molina que por cierto todas eran muy bonitas (no tenía malos gustos el carajo); resulta que se sentía atraído por una de ellas (que no voy a decir el nombre pero vive aquí en Marcala y trabaja en el centro de salud), el problema era que todavía era “chuña” (o sea descalzo, que era muy común en ese tiempo) y pues luego de algunos minutos de estar parado en un solo lugar quedaban plasmados en el piso las dos enormes huellas de los pies, aja, y para moverse sin que notaran las huellas y tan enamorado que cada vez que lo volteaba a ver la dueña de su corazón transpiraba más, si que era lío de verdad, pero como de amor nadie se muere, allí está vivito y coleando (y ahora si ya anda calzado y de casado) .
Pero la distracción estelar era el cine lux de don Rolando Melghem que quedaba cerca de donde hoy es un pasaje comercial en el barrio San Miguel y La sala de cine Edisson de don Carlos Drawert que quedaba donde hoy vende el ex cadete Barahona.- pasaban películas como las de Tarazan que casi no se oían pero lo que si uno se aprendía era el grito del “hombre mono” para usarlo cuando uno se tiraba en alguna poza como la chorrera o en el manzanal, una vida simple pero bonita-
Otra fecha que se disfrutaba era la feria y su reinado que se realizaba en el mercado; se hacía el escenario por donde tiene el puesto don Felipe García y el que recitaba y daba la salutación a la reina era don Benito Gámez .- En ese mercado vi coronarse a muchas señoritas que ahora son señoras que peinan canas (o las esconden tras un tinte de pelo). No era tanta la gente pues cabíamos allí y lo bueno es que si llovía, nadie se mojaba, lo que a veces sucedió fue que se quebró alguna mesa que servían como tarimas para ver el evento.
Continuará …
Publicado por El Marcalino
Edición 283, 23 de Enero del 2013

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