Por Jaime Suazo
Aquel 28 de junio cuando fue sacado del poder Zelaya Rosales, recuerdo que me levanté a tomar café como cualquier domingo, encendí la radio para escuchar noticias y la televisión para ver futbol, al fin y al cabo era domingo. En la radio dijeron que al parecer el entonces Presidente Zelaya Rosales había sido capturado pero que no confirmaban la versión, después un canal trasmitió las escenas de las protestas y la militarización de las calles, fue entonces que supe lo que estaba ocurriendo y después volví al estado de desinformación por el abrupto corte del fluido eléctrico al mejor estilo del proceder militar.
Cuando las cosas fueron asentando y comencé a entender lo sucedido creí que había nacido en Honduras el radicalismo ideológico, es decir que a partir de esa fecha viviríamos con una derecha ultraconservadora en poder y una izquierda en rebelión permanente como se vivió en el Salvador hasta el año mil novecientos noventa y uno. Llegue a pensar que los partidos tradicionales entrarían en las peor de las crisis y que si sobrevivían no serian más que vejestorios políticos que contarían sus hazañas de tiempos pasados porque en el nuevo régimen ideológico no tendrían cabida.
Pero nada de eso sucedió, los partidos de siempre siguen como siempre, los nacionalistas pretenden quedarse en el poder abusando del mismo, con un virtual candidato que a su vez es presidente del congreso y que como buen político del tercer mundo sabe que atrae más gente diseñando hornillas que legislando como debería ser. Los liberales seguramente terminarán con Yani Rosenthal que hábilmente a quedado bien con Dios y con el diablo al decir escuetamente que lo del 28 fue un golpe, pero sin taparse la cara y lanzar piedras, Zelaya Rosales seguramente se quedará con unos pocos, otros se van porque no se les compensó sus intereses, otros jurarán su incapacidad de traicionar su partido de siempre y los gremios seguramente se convencerán que su lucha es mercantil, que no tienen más ideología que sus intereses y los sindicatos serán lo que han sido, activistas políticos premiados con empleos de gobierno. Acá no tiene credibilidad el refrán, porque hay males que duran cien años y hay pueblos que los resisten.
Escrito por Jaime Suazo
Publicado por El Marcalino
Edición 244, de abril del 2012
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