31 de marzo de 2012

Opinión ciudadana: La clase magisterial en peligro


La nueva ley del INPREMA (Instituto de Previsión del Magisterio), supuestamente tiene el propósito de rescatar a este organismo del descalabro económico, al que lo han llevado los respectivos gobiernos de turno en contubernio con las dirigencias magisteriales y siguiendo estrategias bien diseñadas por la banca privada.
El INPREMA fue creado por la lucha del magisterio para garantizar una jubilación digna. Hasta hace unas dos décadas fue un ejemplo para todas las instituciones de previsión en Latinoamérica.
Para satisfacer los propósitos para los que fue creado el INPREMA se nutre con un 16% del sueldo de cada maestro: el 7% es aportado por él mismo y el restante 9% por el gobierno; desde sus inicios los distintos gobiernos no han honrado este compromiso, siendo esta la principal causa del colapso financiero del INPREMA.
La banca privada, especialmente la de origen árabe, ha querido echar mano de estos capitales y no ha podido pero hoy gracias al servilismo de la Junta Interventora, del Ejecutivo y del Congreso y mediante la promulgación de esta ley el magisterio pierde el control del INPREMA.
Es más, esta ley tiene su principal impacto en la destrucción de la clase magisterial y en la total negación de una jubilación digna para el magisterio; expongo estos casos: Con la antigua ley el maestro podía optar entre la jubilación voluntaria a los 50 años y la obligatoria los 60; con la nueva, en este momento: 56 años para la voluntaria y 65 para la obligatoria. Con la antigua ley,  un maestro a los 50 años de edad y 25 años de servicio, sin cargo directivo, sin título de educación superior podía alcanzar una jubilación de L. 15,000.00; con esta ley, hoy, un maestro con 56 años de edad y 30 de servicio se jubila con L. 8,000.00 con suerte. Además de graves perjuicios que tienen que ver con el seguro de vida. Con todos estos “alicientes” difícilmente un joven querrá estudiar magisterio y nuestra clase social tenderá a desaparecer.
No hay un gobierno que haya causado tanto daño al magisterio como el del señor Lobo, ni un Congreso que haya promulgado leyes tan nefastas y denigrantes para el magisterio como el dirigido por el señor Hernández. Es un desvergonzado cualquier político que a un maestro le pida su apoyo para ellos y un inconsciente el que decida dárselo.
A los maestros sólo nos queda esperar que los recursos de amparo presentados a la Corte Suprema sean admitidos y esta ley sea declarada inconstitucional y sea derogada y la clase magisterial sea reivindicada.      


Constancio Martínez

Publicado por El Marcalino
Edición 242, 20 de marzo del 2012


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