Cuento de Roger Medina
I parte.
De repente se le vino ese recuerdo, fue como un deja bu, no solo fue el ver de nuevo ese billar, fue esa boconada de olor a ciprés, el árbol de guapinol, el canto de un gallo en alguna finca de café cercana, llevaba años siendo invisible y fue la primera vez que se sentía parte de este mundo, mientras la caravana política avanzaba se dijo, en la esquina queda la escuela y al frente el Banasupro....
Recordó entonces una pequeña casa que quedaba, después de un camino angosto, un perro flaco y una ardilla macho que se llamaba Paco, la que brincaba en una jaula oxidada... Ya lo había olvidado todo o casi todo, no recordó que se paso horas frente al billar leyendo los pasquines de Memin y de Kaliman, las personas se reían pues lo miraban tan concentrado con los pasquines que parecía que los podía leer, solo tenía cuatro años y acompañaba a su hermano mayor mientras este jugaba billar, el tomaba uno de los pasquines que alquilaban y comenzaba a ojearlo, un día alguien le pregunto si sabía lo que pasaba y lo conto con tanto detalle que otros niños comenzaron a hacerle más preguntas, de pronto fue la noticia de aquel pequeño pueblo, al grado que un maestro que no podía hacer escribir mucho menos leer a otros niños se sintió molesto y quiso dejarlo en ridículo, pero fue tanta la sorpresa de del de los demás, que se dieron cuenta que aparte de haber aprendido a leer sin explicación alguna también podía sumar, restar, conocía los nombres de los jugadores de los equipos de primera división y hasta dijo que su favorito era el Nene Obando, el profesor Calix saco un periódico y le dijo, haber si es cierto que podes leer que dice aquí, el leyó, Stone conteiner quiere explotar bosques de la mosquita hondureña...
El día que se lo llevaron apenas tenía seis años, un grupo de hombres llego en un jeep land criuser a finales de septiembre, ya se sabía que en otros lugares habían desaparecido niños pero todos creían que solo era un rumor, se creó la leyenda que un carro que llegaba a vender conos era quien se los llevaba para luego vender sus órganos a los gringos o a los chinos. Nadie se dio cuenta de que faltaba hasta que su hermanito menor pregunto por él, lo buscaron en el billar, en la plaza, se organizaron cuadrillas de hombres que lo buscaron en las aldeas cercanas, en el rio las Piñas, en el barranco chele, en la ventana, su hermano mayor llego hasta el rio los encuentros por que decía escuchar una voz que lo llamaba, una viejita que les dio de tomar agua les dijo que se regresaran, que lo que oían fue el canto de la princesa Zarabanda que se llevaba a los hombres a lo más profundo y alejado del rio para perderlos y apoderarse de ellos, regresaron a al pueblo y una multitud los esperaba en la plaza, lo siguieron buscando por días pero nunca nadie volvió a saber de él.
Se lo llevaron a un lugar lejano, le enseñaron a no hacer ruido, a permanecer inmóvil, lo alimentaron poco para que siempre fuera escuálido, aprendió el arte de usar las sombras, a memorizar largos y aburridos discursos, a no seguir creciendo, pero sobre todo aprendió a ser invisible. Cuando tenía nueve años ya dominaba muy bien todo lo que le enseñaron, fue entonces que le dieron una vara larga y delgada, así comenzó su verdadero trabajo, el trabajo de puyar, aprendió a usar la vara (la vara también era invisible) la hizo parte de él, fue el mejor en las practicas, no dejo que se durmiera ninguno de sus viejitos asignados cuando decían su discurso, fue tan bueno que no dejo dormir a sus viejitos mientras ellos eran los que escuchaban un aburrido discurso....
Publicado por El Marcalino
01 de marzo del 2010, edición 138.
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