Por: Oscar Mauricio Ramos
Henríquez
En ese campo colón se han dado los más inusuales
hechos como el que le ocurrió a otro buen amigo mío, paceño, en un tiempo
locutor por su “aterciopelada” voz, licenciado en ciencias sociales, técnico en
salud ambiental = TSA (y no es creído) además de ser
“piropologo” (especialista en piropos) ,siempre
anda de muy buen humor y que le daré un nombre casi chino para impacto de la
narración:¡¡¡¡¡¡ “SANAYA”.!!!!!
En el primer periodo como alcalde de don Rigoberto
Hernández Villatoro, fungió durante algunos meses como jefe de la policía municipal otro buen
amigo como lo es Orlando Sarmiento ; en ese tiempo y a manera de poner orden se
comenzó con los “madrugones ( no solo en tegus existieron, acá también) y se
quiso trasladar al mercado artesanal a unos intibucanos que traían verduras.-
Allá iba SANAYA, medio adormitado pero cumpliendo la orden de apoyo de los TSA
con la corporación municipal.- En el momento de ponerse de acuerdo para el
operativo, SANAYA le dijo a Sarmiento que esos individuos eran algo conflictivos
y que él no portaba pero ni un cortaúñas a lo cual Sarmiento le dijo: “no te
preocupes, llévate mi pistola para que te apoyes”, ya más confiado solo se
“camisiò” el arma, se montó en su motocicleta dirigiéndose hacia el colón.- El
operativo se llevó a cabo, Sarmiento se fue a regular a otro punto de la ciudad
y SANAYA se fue para el artesanal;
transcurrido tal vez una hora se escuchó a través del walkie talkie: “atento
Sarmiento, favor presentarse al artesanal donde tenemos una situación seria”,
inmediatamente Sarmiento le pidió a Lupito Sánchez (otro TSA) que lo llevara en
la moto hasta ese lugar y cuando llegaron, de verdad la cosa estaba candente,
el escenario parecía sacado de una película del viejo oeste pues SANAYA que estaba con su tradicional gorra, con su
altura y corpulencia, ya había desenfundado la pistola, contrastaba con el
intibucano de menuda estatura, con un charrito (sombrero) desteñido por el sol
y que empuñaba un filoso machete que destellaba su filo a la luz de los
primeros rayos del sol mañanero; ya se habían “palabreado” muy fuerte y el
asunto podía terminar en una tragedia.- Luego de que Sarmiento empezara a
dialogar con los intibucanos explicándoles la razón de las medidas, el
intibucano empezó a reflexionar aceptó
la medida y guardó la “guarizama”
(machete).
Continuará…
Publicado por El
Marcalino
Edición 326, 19 de
noviembre del 2013.
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