Por: Oscar Mauricio
Ramos Henríquez
Pues producto de eso, en esa casa de esquina se
daban hechos sobrenaturales como ruidos extraños de platos quebrándose, puertas
que cerraban solas, oleadas de fríos inusuales, percepción de que alguien
estaba parado junto a uno, en fin, esta historia la pueden corroborar unos
amigos dueños de un negocio de venta y arreglo de baterías que también vivieron
allí y que ahora viven cerca de “la pirámide”.- Pues en una de esas ocasiones,
relata Fonchito que se le apareció en el cuarto de la esquina, de cuerpo entero
haciendo señas que no podía hablar; con los nervios de acero que el
protagonista de la historia tiene, se dirigió a ella diciéndole: “no se
preocupe por su hijo que está bien, vaya y descanse en paz” .- Así vio como el
ente salió atravesando la puerta de la esquina.- Fue a donde el papá de la
occisa para comentarle lo que había sucedido solo para darse cuenta que estaba
pronta a cumplir años, le mandaron a oficiar una misa y los ruidos
desaparecieron.
El “campo colón” como los que ya tenemos cierta
edad lo conocemos, es un sitio de
reunión sana de los pocos que quedan en Marcala (por lo menos durante el día), allí uno
encuentra diferentes tipos de grupos desde gente de edad hasta muy niños .- En
el grupo en que yo me llevo hay personas muy especiales que uno puede estar
gran parte del día sin aburrirse como lo que me sucede con Miguel Mejía Pereira
que es único para contar chistes, anécdotas o frases como “hay menen” (hay
vienen) que es en alusión a un personaje que llegaba al campo, que ahora vive
en Estados Unidos y que tenía problema de fonación o la broma que le hizo a
otro amigo que se llama Oscar que se dedica a sacar arena y que en el medio
tiempo de un partido que estaba jugando le dijo: “hoy negro, allá está un
camión cargando la arena que sacaste del rio”, y aquel hombre salió en la
bicicleta como “alma que se la lleva el diablo”, le puso el turbo, se le olvido
que andaba en uniforme, se le olvidó el partido, solo para darse cuenta que era
una broma, lo peor es que era uno de los mejores jugadores del equipo y no se
supo si por pena o por enojo, no volvió y si les hizo falta en el segundo
tiempo.- Otro caso que no pierde vigencia y es recordado muy a menudo es el de
un sombrero que pertenecía a un muy querido y conocido odontólogo de esta
ciudad del cual existen dos versiones:
Continuará…
Publicado por El
Marcalino
Edición 324, 06 de
noviembre del 2013.
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