Por: Oscar Mauricio Ramos
Henríquez
Y es que la semana santa se presta para muchas
cosas como por ejemplo el regreso de marcalinos a la tierra que los vio nacer;
algunos vienen orgullosos por los logros alcanzados, carreras brillantes que han desarrollado en
otros países o lugares del territorio nacional, otros vienen con la moral
“aporriadita” por no tener el éxito que pensaban tener y casi ni salen de la
casa de los parientes para evitar contestar las preguntas de rigor, porque
vienen sin pisto , como dicen “derrotados y sin cariño”.
A uno que le
fue excelentemente bien fue a don Popo Bonilla en el departamento de Cortés
donde vivió por muchas décadas y fue muy apreciado a tal extremo que al momento de su entierro aquí en Marcala,
muchos de sus amigos de aquellas tierras vinieron a darle el último adiós, eso
ya dice mucho de lo noble e importante que fue por aquellos lugares .- Eso sí , nunca se olvidó de su tierra .- Pues en una semana santa a principios de
la década del ochenta, en el “bum” del café
y fruto de una buena temporada que había tenido, se apareció con un
hermoso Toyota land cruiser tipo jeep con llantas anchas que era una de las
aspiraciones de cualquier cafetalero “pistudo” y a uno sus hijos, Policarpo (si, el tío Polly)
le había regalado una camionetia muy juvenil
marca Volkswagen brassilia de dos puertas y de color rojo, en esos
tiempos era muy poco común ver un jovenzuelo ( no sé si tendría los 18 años)
propietario de su automóvil, pero lo que
sí recuerdo es que gozó mucho esas vacaciones y un pasatiempo favorito que se
inventó era ir con el carrito junto con algunos de sus primos a pasar “quebrada
honda” (en ese tiempo no había puente o sea que había que cruzar por el rio),
agarrar algo de velocidad y al llegar al rio, desplazar el agua.- Ese modelo de
auto es sellado por bajo lo que le permitía
“flotar” durante algunos instantes y luego salir a la otra orilla, era
un buen espectáculo y como lo repetía unas cuantas veces, siempre había más de
un espectador.- y también siempre hay más de alguno que se “pica” y trata de
hacer lo mismo; pues esta no fue la
excepción y otro marcalino no tan jovenzuelo pero si con un datsun azul que le
había comprado la mamá en esa época de precios buenos del café; lo intentó hacer, solo que el escenario que escogió para
dicha hazaña fue “la chorrera”; hizo
“chillar” las llantas de la “pailita” sobre el llano, entró a la poza larga de
la chorrera (la poza de arriba) a una buena velocidad, desplazó una cantidad
increíble de agua y a un poco más de la mitad de la poza el carro se apagó,
comenzó a “tragar” agua y a
hundirse, glu,glu.glu, y hasta allí llegó, el carrito, se “fundió”; pues si
allí era más hondo, no había carretera para salir al otro lado, el carro no era
sellado y además era más pesado, pero quien para saber todo esto cuando uno es
“nuevo” en la conducción, mantenimiento y cuidado de un carro; hay se lo
trajeron remolcado con un camión, pero si aprendió la lección pues el siguiente
datsun que le compraron creo que hasta lo cuidó
más de la cuenta.
Publicado
por El Marcalino
Edición
322, 22 de octubre del 2013.
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