Por Jorge Barralaga
A inicios de la semana anterior, mientras
se discutía el tema de competitividad del país, cuya calificación ha caído
desde la posición 90 a la 111 en los últimos 4 años, superado por todos los
demás países de Centroamérica, llamó la atención la declaración de Aline
Flores, Presidenta del COHEP, en un tono de total frustración pero también de
prepotencia y amenaza.
Insistiendo en la
necesidad de contar con una agenda de competitividad que coloque a Honduras
como país atractivo a la inversión interna y externa, textualmente dijo lo
siguiente: “Esa agenda la debe
presidir el sector privado les guste o no les guste, de lo contrario no van a
llegar a ser presidentes de la República”. Cualquiera sea la motivación, esta
afirmación desnuda
de cuerpo entero lo que subyace en el pensamiento de quienes hegemonizan el
poder económico.
Por cierto, agregado a la
arrogancia de esta señora, hay que decir que el entorno de esas palabras es la
frustración que ella y muchos otros empresarios tienen con Juan Orlando, es su
peor candidato en mucho tiempo, no porque tengan diferencias ideológicas sino
por el cinismo y la ambición sin límite que este personaje muestra en cada
acto. Recién se había elegido los fiscales de manera fraudulenta y pocos días
atrás había hecho el ridículo en el foro empresarial 2030, conducido por el
periodista Jorge Gestoso.
La reacción de la presidenta
del COHEP, si bien revela una conducta emotiva y poco racional, también recoge el pensamiento de otros
empresarios y para ellos está claro que Juan Orlando no puede ser su candidato;
tampoco Nasralla porque no tiene organización partidaria para ganar siquiera
una diputación. Así las cosas, todo indica que su inversión se volcará sobre
Villeda, quien además les garantiza
entregarles no solo la agenda de competitividad, también el control de todos
los poderes del Estado.
Vuelvo a las palabras de
Aline Flores; cuando alguien se atreve a decir “…les guste o no les guste, de
lo contrario no van a llegar a ser presidentes”, está haciendo una amenaza y no
a los candidatos (as), la está haciendo a todo el pueblo hondureño pues las
elecciones son el mecanismo a través del cual se elige los poderes ejecutivo y
legislativo y según doña Aline, lo que el pueblo decida con su voto no cuenta
porque de eso se ocupa el sector privado, tal como lo han hecho todo el tiempo.
En conclusión, es evidente
que la cúpula empresarial está nerviosa
y no sabe qué hacer para mantener su influencia sobre el nuevo gobierno.
Villeda es el candidato que mejor protegería sus intereses pero su partido quedó
destrozado con el golpe de Estado y sin opciones de ganar frente al peso de
doña Xiomara; vaya lío, solo les queda Juan Orlando y este tiene su propia
agenda sobre qué hacer con Honduras, hipotecar el país y asegurar negocios al
club de nuevos ricos que lo acompaña.
Publicado
por El Marcalino
Edición 317, 17 de
septiembre del 2013
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