Por: Oscar Mauricio Ramos Henríquez
Sucedió
en un día dedicado a Lempira.- La profe. Marina los mandó a traer pino para
arreglar el salón de actos de la escuela (que hoy se llama Pelayo Benjamín
Bonilla), el camión era un Hino blanco de Chito Dubón manejado por Daniel René Gámez, tal vez el
nombre no les diga mucho porque aquí a muchas personas solo se les conoce por
el apodo y no estoy autorizado para decirlo pero es el que casi a todos los
René les dicen y es un crustáceo de tres pares de patas, dos tenazas y un par
de ojos saltones; hasta hay una canción que se llama “el…….playero” que “camina
de lao” y que es familia de las jaibas.- En la casa de don Toño Bourdeth
había un palo de naranjas que daba a la calle que conduce a San Andrés; el grupito de niños de sexto grado iban
sentados en la parte de arriba de la carrocería del camión, los que iban adelante gritaron ¡¡¡¡RAMAAA!!!!!
Pero Noel Trejo que venía atrás viendo para otro lado solo le quedó chance de
agarrar la misma sufriendo un tremendo golpe en el estomago expulsándolo del lugar
donde venía sentado, para luego caer en la polvorienta calle estrellándose
dándose un “tetuntazo” (caer de cabeza) y aunque puso las manos estas no fueron
suficiente para evitar el segundo golpe pegando con la cara .- Al verlo en el
suelo y escupiendo arena y tierra lo fueron a auxiliar pues tenía los labios
hinchados, lo montaron de nuevo al camión y ya en el potrero donde estaba el
pino le enjuagaron la boca con guaro para que se le quitara el dolor pero que
va, solo se sentía “flai” (en el aire)…….. En la noche el dolor y la hinchazón
era mayor, lo peor es que le tenía miedo
al papá, don Leónidas ya que solo faja
recetaba (o un pedazo de cadena que tenía para ese fin ),se fue de escondidas
donde un odontólogo que había venido al batallón, el dr. Elmer Castellanos que
cuando lo examinó le dijo: “bueno cipote, con que te diste tan fuerte que te
quebraste todos los dientes” y empezó a sacar los “tucos” (pedazos) de dientes, hasta en ese momento se dio
cuenta que se había quebrado toda “la faja de tiros” (los dientes de adelante).
En
Marcala han habido grandes sastres, al que me voy a referir lo voy a
identificar como “B” que fue uno de los mejores en las décadas del 70 y 80 y me han contado que ya no vive en el
país; como cualquier humano tenía defectos y uno de ellos era su predilección por
el alcohol.- En una de esas “juergas” de varios días llegó a casa donde su mamá le dio de comer un guiso tan
exquisito que casi termina con la olla y luego se acostó; horas más tarde se
levantó y le dio por hacer del uno (orinar) y allí empezaron sus preocupaciones
al expeler un líquido mas bien rojizo y no de el color característico.- Se
empezó a arrepentir de todas las parrandas, se le desencajó la cara al sentir
que la pelona (la muerte) estaba sobre sus huesos.- La mamá al verlo
meditadundo (meditabundo) le dijo: “mijo, te veo mal, ese guaro te va a matar,
deberías de comer un poco más, aunque sea el guiso de remolachas que te di ya
ratos”.- Fue pedo (susto) que le sacaron las tales remolachas porque creyó
que ya pateaba el balde; para poderse
reponer solo dijo “ya vengo” y salió corriendo a una conocida cantina que está
cerca de la iglesia católica a echarse un
“octanaje” (octavo) y nunca más volvió a comer remolachas.
Continuará…
Publicado por El Marcalino
Edición 292, 26 de marzo del 2013
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