Por: Oscar Mauricio Ramos Henríquez
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y no podían “repeler el ataque” pues eran tantos los que llevaban las tales
varitas, tan ágiles y atacando por
detrás que era casi imposible detectarlos y con el cura que si se enteró , no
se dio por aludido .- Ese día si se ganaron la entrada al cielo y por mucho; la
verdad es que la mayoría de los “centuriones” de ese viacrucis sufrieron muy
disciplinadamente pues todos iban a la
orilla de la procesión abriendo el camino y creo que ninguno se salvó del
ataque y no se si terminaron con raspones, puyones, mallugados, adoloridos o con la moral aporriadita porque fueron
horas de angustias y enojos; por cierto
que el siguiente año no hubo nada en vivo.- Esa semana santa si se aplicó aquel
dicho que dice: “la diversión, no solo está en las playas”.
Ciudades
pequeñas como Marcala van perdiendo su propia identidad a medida que se hacen
grandes, ya no vamos a las mismas tiendas ni coincidimos en los mismos eventos,
tal vez solo los desfiles y las ferias sean de las pocas cosas que nos unen,
piensen como familias enteras viviendo
en San Juan poco o nada se conocen con otras que viven en la Melgar o la
Osorio; ya no vamos a la misma escuela o al mismo colegio como hace treinta
años atrás.- Igual sucede con la la
diversión donde la chorrera era el sitio por excelencia de ricos y pobres,
grandes y chicos; allí se dieron muchas y cual mejores episodios, historias
para contar.
La
chorrera tenia diversión hasta para los más intrépidos y una de ellas era el
“volar ” desde los lugares más altos como el saltar a la poza hasta desde una
rama de pino que había cerca de la parte más onda, ese salto nunca lo vi pero
si vi saltar a muchos desde el risco, algunos de pie, otros de cabeza y a
diferentes alturas .-Otros cruzaban de lado a lado a los mejores estilos de
nado incluyendo cruzar bajo el agua para ver quien resistía más tiempo y los
retos se hacían de más riesgo si había presencia femenina observando; también
existían “las seguidillas” que es el lanzarse al agua una serie de bañistas uno
tras otro; en una de esas famosas seguidillas
recuerdo a un“mozalbete” de ese entonces, que por cierto juega en los veteranos
hoy en día, el participar en dicho juego
con tan mala suerte que después de sumergirse y al intentar salir a la
superficie, otro de los bañistas le pegó con el pie en la cara provocándole que
se le zafara el puente frontal de dientes que hacía muy poco le habían puesto;
cuando relató lo sucedido y en acto de solidaridad se pusieron a tratar de
rescatar la pieza revolviendo la arena
en el sitio del percance, pero al pasar de los minutos se fue perdiendo el
interés y uno a uno se fueron saliendo de la poza hasta dejar solo al dueño y
nos convertimos en meros espectadores viendo desde la parte de arriba el
sumergirse una y otra vez tratando infructuosamente de recuperar el dichoso
puente .- Como la curiosidad en el humano es un “deporte” que nos entretiene y
mucho .-
Continuará…
Publicado por El Marcalino
Edición 288, 26 de febrero del 2013.
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