Si bien es lógico y entendible que las personas
busquen por su naturaleza humana
socializar y vivir en compañía de otro u otra, también debería ser
lógico y entendible que otras cansadas
del maltrato social opten por vivir en soledad.
En los últimos años Ángela Osorio de 84 años de edad
optó por vivir en una cueva que le permite estar aislada de la sociedad, esta mujer de avanzada edad hacia vida como
cualquier persona, se dedicaba al comercio entre la comunidad de Agua Blanca y
la Esperanza en Intibucá pero debido a las agresiones que recibía de las personas
decidió vivir de esa manera, detalló Humberto Bautista familiar político de
Ángela Osorio.
Aproximadamente hace 14 años ella vivía en su casa con
las mismas limitaciones en las que se encuentra ahora en la cueva, su ciclo de
vida ha sido solitaria porque la gente
lejos de brindarle apoyo la golpearon y antes de su aislamiento le
golpearon la cabeza con una piedra y como las autoridades jamás hicieron nada
ella creo una aversión hacia las personas.
Según cuentan quienes
conocen a Doña Ángela nunca tuvo familia más que su hermana Gregoria,
quien tuvo una historia trágica al darle posada a un hombre de origen
salvadoreño que les robó el dinero de la venta de unas vacas y asesinó a la hija de Gregoria y la niña apareció muerta
en esa cueva donde ahora habita Ángela.
Bautista enfatizó que con la señora siempre se ha
tenido mucha comunicación porque en la comunidad de Musula, en Yarula y Santa
Elena viven muchas personas que son familia y que siempre están pendientes de
ella.
“debemos
aprender a utilizar las palabras adecuadas para describir las situaciones de
las personas, porque nadie ha dicho que a la señora la han ido a tirar a la
cueva o que esté abandonada, ella tiene sus familiares que hacen todo lo
posible para que ella viva en sus casas y cuidarla, pero ella ha optado por vivir en esa cueva”,
aclaró Bautista.
Por su parte algunos de los integrantes del club de
Moto La Roca de Marcala que recientemente visitaron el lugar destacaron que la
señora vive ahí porque ella así lo ha decidido, además que es mentira que esté
abandonada porque su familia viven
aproximadamente a 500 metros de la cueva, en la Comunidad de Agua Blanca jurisdicción de La Esperanza, Intibucá en los
límites de Marcala y Yarula, La Paz y
están pendiente de abastecerle los alimentos y cuidar que este bien de salud.
“Nosotros fuimos porque escuchamos un reportaje por la
televisión donde aseguraban otra historia, pero ella tiene familia que la
cuida. Nosotros sí creemos que por el lugar donde ella vive necesita cobijas y
un colchón si es que se le quisiera
ayudar”, agregó Elder Claros.
Publicado por El Marcalino
Edición 274, 06 de
noviembre del 2012
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