Francamente, esta celebración me parece un cinismo de
pie a cabeza, tanto o más que el día de la madre; me refiero al uso que le
damos a la fecha, unos por acción y otros por omisión, cuando es un día que
también debería servir para denunciar, debatir y proponer acciones contra el
saldo negativo que tenemos con la mayor parte de la población infantil, ahora
en condiciones de desnutrición, la falta de un techo digno y hasta la pérdida
de la alegría.
Escuché a un alcalde, quien anda
en busca de su reelección, disponer de Lps100, 000 para piñatas; aunque no creo
que cumpla porque el gobierno tampoco lo está haciendo con las transferencias a
las municipalidades, sí me pareció que hablaba en serio, lo cual me dejaba
claro para que le sirven los niños(as) a un político tradicional.
Claro que no estoy en desacuerdo
con la celebración, al contrario, se bien que una sola muestra de afecto, por
pequeña que sea, hace que un niño reaccione feliz y no deberíamos dudar un
segundo en ser parte de algo tan grandioso. Pero, justo este es el punto, dar a
un niño(a) afecto, aunque sea solo un momento de un solo día del año, es una
expresión de amor que deja de serlo cuando es interesada, cuando se tiene otros
propósitos distintos del afecto.
El uso de los niños(as) en las
campañas políticas es ilegal, usar su imagen violenta su derecho a una vida en
la que no tengan que actuar y decidir como adultos, somos los padres, la
sociedad y el Estado los responsables de su formación y de su vida. Pero lo que
estamos viendo es lo contrario, uno de los candidatos presidenciales está
usándolos abiertamente, presentando un subsidio como la base de un futuro feliz
de la niñez hondureña.
Sí, el día del niño(a) es una
fecha necesaria y justa, pero debemos rescatar su celebración, devolviéndola a
la familia y a la escuela, es ahí donde hay que darle contenido, haciendo del
festejo un ejercicio creativo que además de producir alegría y relajamiento,
sea formativo del niño en el manejo de sus derechos y asegurar que padres y
maestros no hagamos de la fecha un acto más de comercio o un evento de
promoción de políticos(as) inescrupulosos.
Los niños(as) crecen y se forman
jugando, es la etapa de la interpretación mágica de todo lo que acontece a su
alrededor, y los adultos tenemos la obligación de acompañar ese proceso, sea
como padres o como maestros(as). Lo que indigna es que vengan estos
abusadores(as) y pretendan con una piñata ganarse la voluntad de los
electores(as), usando la imagen de inocentes que todo lo que quiere es tener un
día feliz.
Que mejor canción que la de
Perales para interpretarlos(as) al decir…que canten los niños, que alcen su
voz…
Jorge Barralaga
Publicado por El Marcalino
Edición 267, 11 de septiembre del 2012
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