6 de diciembre de 2010

Opinión ciudadana


Los abusos desde el poder solo el pueblo los puede corregir
Jorge Barralaga


Es contradictorio pero, a partir del golpe de Estado, una gran parte de la sociedad procesa diferente hechos que en el pasado le parecían normales, en particular lo que tiene que ver con las decisiones del Estado cuando estas comprometen el patrimonio de todo el pueblo hondureño. Ahora se entiende mejor que una ley que no responde al interés de la mayoría debe ser rechazada y todavía más, la reverencia hacia quienes hacen esas leyes, llamándolos padres o madres de la patria, cayó en la categoría de insulto.
Aquellos 47 contratos de generación de energía renovable, a pesar de la prisa casi desesperada del Congreso en aprobarlos, están entrando en crisis en diferentes lugares del país. Eso está pasando en la misma medida que la población se va enterando del despojo que está siendo objeto, cuando se entiende que entre la reproducción del capital y la conservación de los recursos naturales existe un conflicto casi irreconciliable y además, cuando se reconoce que la explotación de los recursos naturales es un derecho que solo pertenece a los pueblos para financiar su propio desarrollo.
Ejemplo de esta reacción frente a lo aprobado por el Congreso, es la del municipio de San José, La Paz. Hace apenas 2 meses, la mayoría de la gente desconocía las implicaciones del proyecto de El Aguacatal pero eso ha cambiado; la información  es cada vez más amplia y está llegando a más gente, el tema se está discutiendo en cada familia, en cada comunidad, en cada organización y el municipio entero se prepara para un plebiscito donde decidirá si el proyecto va o no va.
Pero en este proceso, más allá del resultado que surja del plebiscito, hay otras lecciones que aprender. Primero, la oposición al proyecto ya no está en el ámbito de una orientación ideológica, de algún partido político, de una organización social o de un sector económico en particular, la oposición es general; segundo, los municipios vecinos están tomando información y conciencia sobre el problema y también están tomando posición sobre el tema y tercero, se le da uso por primera vez al plebiscito como práctica democrática para decidir sobre algo serio y no para usos demagógicos.
 Y agreguemos la lección más grande. Un eventual triunfo del no a la empresa que promueve este proyecto, le daría al Congreso, al Poder Ejecutivo y a la sociedad en general, un mensaje contundente de recordatorio que la fuente del poder siempre ha estado en el pueblo hondureño y no en las minorías que hoy lo detentan mediante la manipulación de la gente a través de los partidos, a través de la corrupción del sistema de justicia y cuando no les queda más recurso, mediante la violencia de las armas, como ocurrió aquel nefasto 28 de junio.
  Publicado por El Marcalino
Edición 177, 30 de noviembre del 2010.

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