Crónicas Urbanas

Domingo para el olvido 

 

Por Jaime Suazo

No podía comenzar peor, la inscripción de un jugador del Club Audaz que tanto nos había costado el último día que cerraban las mismas, quedaba en la nada por olvidar su carnet de identificación, para subsanar el problema ya se había enviado en encomienda en un bus de recorrido interurbano, La Paz- Marcala, que promedia su viaje en tres horas, hasta allí eso era suficiente. Después se sumo la inasistencia de un defensa central por compromisos educativos, otro por expulsión y otro más que llegaría tarde por un imprevisto de última hora. El partido ante el San Juan empezaba a perderse antes de jugarse y no hubo otra alternativa, para el técnico, que rearmar el equipo ya no como se quería si no como se pudiera. El partido era clave por varios factores y parecía que lo que mal empezaba, mal tenía que terminar. Al llegar al estadio, como pocas veces- se veía casi vacío- y se sumaba a los sinsabores del domingo que el Club Lazer había ganado, probablemente el partido más sufrido de sus jugados, donde dos penaltis fallados por el Club Halcón,  lo salvaron de lo que en teoría tenía que ser un empate. ¿Y habrá sido buen domingo para el Club Halcón que fue quien los erró?  Seguramente para ellos también es un domingo para olvidarlo.

El encuentro inicio y fue hasta que pasaron unos minutos que entendí que estaba en la banca del equipo y no en las graderías, entonces no tuve otra alternativa que aceptar que una tormentosa fiebre ocasionada  por  una afección en el sistema respiratorio me estaba ocasionando episodios de sonambulismo ¡vaya domingo!

Con un empate con sabor a derrota concluyó el encuentro, se hicieron las actividades de cierre y solo quería marcharme a descansar un poco, ver el primer juego de la final del futbol nacional y olvidar un día cargado de penurias, pero si algo empieza mal, mal ha de terminar. Unos minutos después uno de los refuerzos del Club llamaba al teléfono, él y tres de sus compañeros no encontraron trasporte para su viaje de regreso, había que hacer las diligencias para su hospedaje y alimentación para su estadía imprevista… ahora más que nunca  estaba convencido que ese domingo era para el olvido.

 Publicado por El Marcalino

Edición 178, 07 de diciembre del 2010.