Crónicas Urbanas

 Por Jaime Suazo

 Sin rumbo y sin esperanza

Los gobiernos del partido nacional han despertado siempre más esperanza que los liberales, la forma de armar sus gabinetes con ejecutivos con altos perfiles técnicos nos trasmite la sensación que el país tendrá un despegue económico y que empezará a emerger como una empresa que viene de la bancarrota. Pero no hay mucho que esperar para que las estructuras del partido tomen el mando de la administración pública y todo se vuelva un festín cuando los oportunistas de oficio aparecen.

Pero el gobierno del presidente Lobo Sosa parece marcado para ser uno de los peores de todos los tiempos, ha comenzado con un comportamiento inexplicable que lo ha llevado a repartir el poder y  la administración económica nacional, entre políticos vernáculos, gremios irreflexivos y lisiados ideológicos,  pensando-tal vez- que una imagen armoniosa reavivara la compasión internacional y seguiremos sobreviviendo de la exportación del principal producto que llena las arcas del estado; la pobreza. Ese insuperable y vergonzoso estado  de mendicidad que han creado una cadena de gobiernos cobardes e irresponsables que permiten la anarquía social y la corrupción financiera.

Resulta lógico y comprensible que las revueltas sociales del año dos mil nueve han terminado por hacerle  creer al presidente Lobo que si reparte el poder y tolera la anarquía,  la fiesta ira en paz,  pero es esa  misma irresponsabilidad de años atrás que da pie a que cualquier comerciante de ilusiones le venda al pueblo el errado concepto que el bienestar social se encuentra escondido en lo que se escribe o se borra en la constitución,  el país es una simple gran empresa y que su futuro solo depende de la responsabilidad con la que se administre, cosa que el presidente Lobo Sosa parece no creer.

Si la administración del país sigue el rumbo que el Presidente Porfirio Lobo le está dando,  seguramente estamos en la antesala de una anarquía social, avalada por la falta de carácter de un mandatario que con su actitud poco seria solo nos reafirma la creencia  que vamos sin rumbo y sin esperanza. 

Publicado por El Marcalino

Edición 159, 26 de julio del 2010