Tomar en cuenta a la ciudadanía en la toma de decisiones en un municipio parece una misión imposible. Por lo general las convocatorias a cabildo abierto se reducen a proporcionar información sobre lo que hacen y decide la Corporación Municipal.
La historia de la participación ciudadana en los asuntos de la administración pública ha sido poca y escasa. Aunque se convoca a la ciudadanía por lo general no asiste la mayoría. Las razones de esa actitud tiene una explicación simple: el ciudadano común razona que allí, a los cabildos abiertos, solo se va a legitimar y legalizar las decisiones que la representación política ha tomado en consenso. Eso es lo mismo que decir que se utiliza a la ciudadanía para cumplir con la ley y sacar acuerdos para darle trámite a la administración municipal.
En otro caso, cuando se le invita a tomar decisiones la ciudadanía va desprotegida por la falta de información sobre el tema que se tratará. Los informes que se le brindan son tan rápidos y muy condensados que poco o nada se entiende. Y opinar y decidir sobre un tema sin la información necesaria es como caminar con los ojos vendados. Esa es a nuestro criterio la razón de la inconformidad en cuanto a la participación en la toma de decisiones. Y por lo general se reacciona una vez que lo decidido se aplica según lo aprobado. Demasiado tecnicismo y términos rebuscados que se utilizan para explicar que el pueblo le tocará pagar más.
El reto para los que dirigen el municipio es cómo proporcionar la información amplia y detalla para que cuando se invite al pueblo a tomar decisiones sepa qué aprueba y en qué lío se mete.
Solo con participación ciudadana es posible gobernar.
Carlos Galeas
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