Estudiantes de la Escuela Petronila Barrios de Cabañas.
Por Jaime Martínez Guzmán.
En la década de los años 40 del siglo recién pasado, nuestra querida y natal ciudad de Marcala, era un apacible y fresco pueblecito, en el que todos sus habitantes se conocían y donde cada casa de habitación, excepción hecha de las que rodeaban a las escuelas urbanas y el núcleo comercial, tenía en su solar una regular finca de café, bananos y árboles frutales, principalmente, naranjos.
Particularmente, fueron los años de mi infancia y vienen a mi recuerdo el de familias que en aquel tiempo eran partícipes de la vida cívica, cultural, socio- económica y política de la comunidad, porque siendo mi padre, Don Evaristo Martínez V., el Secretario casi permanente de muchas de esas organizaciones, dada su excelente letra y clara redacción, me tocaba a mi recorrer las listas de invitados a sus sesiones u otros eventos y además repartir algunos periódicos, como La Epoca, de los cuales mi padre era agente y corresponsal.
En el Barrio Concepción, con sus calles bien empedradas , con su Plaza de Armas y una cancha de baloncesto al frente del Cuartel Militar y la Iglesia Parroquial, en cuyas cercanías se concentraba el núcleo cultural, social, gubernamental y comercial de la población marcalina: sus dos escuelas Marco Aurelio Soto y Petronila Barrios de Cabañas (hoy República de Honduras), la Alcaldía Municipal, ubicada en la esquina principal de lo que hoyes esta última escuela, la Iglesia católica a cargo, por mucho tiempo, del sacerdote salvadoreño Padre Medardo Jaime, la Comandancia de Armas, los Juzgados de Paz y de Letras, el Correo y el Telégrafo.
Sobre la Calle Central, la 1º. de Mayo, de este mismo barrio se ubicaron almacenes importantes como el de Don Max Drawer, el de Don Andrés Martínez (antes Casa Siercke) el de Don Enrique López Arellano (antes Casa Rossner),el de Don Dolores López, también el Mercado Municipal, al fondo del cual y a la orilla del Rio Guaralape estaba un edificio que fue almacén denominado La Veneciana, donde funcionó el Cine Edison del progresista ciudadano de origen alemán, Don Max Drawer, donde adultos e infantes nos deleitamos con películas como las de Tarzán con J. Weismuller, el Zorro con Tiron Power, las de vaqueros con Roy Roger y H. Cassidy y otras con las luminarias de aquel tiempo como Lana Turner, Spencer Tracy, Clark Gable, Rita Haiword, etc
Algunas de los jefes de familia del Barrio Concepción fueron los señores: Herminio Montoya, Arsáces García, Evenor Bonilla, Raúl Urquía, Hernán López A, Exequiel Castañeda, Gilberto Molina, Héctor Castañeda, Adán Bonilla Contreras (emblema de la Medicina en Marcala) Rosa Sorto v. de Henríquez, Roque Jacinto Pérez (Comandante de Armas), Evaristo Martínez V, Rafael Gonzales, Crescencio García, Felipe Melgar (padre del General Juan Alberto Melgar Castro), Rosinda Sagastume, Ricardo Urquía, Timoteo Gámez, Pedro Castro, Gaspar Urquía, Leocadio Melgar, Esperanza Urquía, Rolando Arriaga, Pánfilo Pérez, Gabriel Medina, Tránsito Bonilla.
En el Barrio San Miguel la vida transcurría, principalmente, alrededor y en las cercanías del parque, denominado en la actualidad Soberanía, adornado con abundantes jazmines, cuyas olorosas flores en noches de luna propiciaban románticos paseos por sus callejuelas.(En aquel tiempo no contábamos con luz eléctrica).
Alrededor del parque vivieron familias cuyos jefes fueron los señores: Vicente Osorio (productor y exportador de café), Irene Osorio, (donde hoy se ubica el Restaurant Casa Gloria), Gilberto Osorio (Odontólogo), los hermanos Nayo y Celán Melghen, Héctor Argueta, Alvaro Rodríguez, la Capilla Evangélica junto a la casa del Pastor Pedro Oliva, yo diría una figura emblemática de su denominación religiosa en Marcala.- Otros jefes de familia del Barrio San Miguel fueron: Alfredo Tomé, Rubén Osorio, Petrona v. de Meghen (lidereza liberal, bisabuela de Miguel Pastor Mejía), Ernesto Fiallos, Nicolás Pineda, León Bourdeth, Alejandra Montoya, Federico Argueta, Amparo v. de Arriaga.
Los jóvenes de los años cuarenta, cuyos padres tenían recursos económicos, puesto que Marcala no contaba con centros educativos mas allá de de la Escuela Primaria pudieron salir a Tegucigalpa, San Pedro Sula o Santa Rosa de Copán en busca de nuevos horizontes culturales.- La Esperanza, Intibucá fue otro de los destinos educativos en los estudios de Magisterio, en donde muchos padres de familia, empeñaron esfuerzos y sacrificios para formar profesionalmente a sus hijos.
Algunos de esos jóvenes regresaron a Marcala y ejercieron, ejemplarmente, la docencia:
Rosario Gonzales, Alba y Thelma Henríquez, Adilia Martínez Guzmán, Ubodoro Arriaga
(un año), Thesla y Dafme Urquía …..(Continuara).
Publicado por El Marcalino
26 de enero del 2009, edición 83.
No hay comentarios:
Publicar un comentario