Reclamos naturales
Humberto Bautista
El fenómeno de la ¨Niña¨, la llegada de huracanes y tormentas tropicales a nuestro territorio, ha dejado en evidencia una vez mas, la fragilidad de muchos de nuestros sistemas relacionados con los servicios básicos del ser humano.
Las pérdidas de vidas humanas, cosechas, destrucción de viviendas, puentes, carreteras, etc. Junto a una economía incipiente, son factores que contribuyen para que este país no pueda ver el sol claro. Pero si podrían servirnos para reflexionar y tener un cambio de actitud que nos lleve a que este tipo de fenómenos no nos afecten de manera violenta en nuestras vidas y recursos.
Debemos reconocer que somos incapaces de luchar en contra de los elementos de la naturaleza y en la búsqueda de satisfacer nuestra ambición, le hemos quitado a esta el espacio vital que ahora reclama.
Cuando la naturaleza reclama su derecho, no escoge entre ricos y pobres, entre hombre y mujer o entre niño y adulto, simplemente arrasa contra todo lo que se interponga en su camino.
Cuando se presentan estas calamidades, el ciudadano común descarga su impotencia y responsabilidad en las autoridades… acusándolos de incapaces, incompetentes, irresponsables, al no tomar esta o aquellas medidas en no haber hecho esto o aquello y en parte tienen razón.
Pero el ciudadano común también debe preguntarse ¿Qué hago yo para contribuir a que esto no suceda? ¿Cómo debo contribuir con las autoridades y en que debo ayudarlos?
Es natural ver que las personas, debajo de tormentas intenten limpiar una cuneta, el cause de una quebrada o rio, desatorar un tragante etc. Porque la corriente inunda su casa, el vecino por allá también hace lo mismo y hasta ese momento se unen para hacerle frente a una amenaza común.
¿Por qué no organizarse antes? Debemos entender que como vecinos, lo que me afecta a mi afecta a todos no debemos esperar todo de las autoridades, y si les exigimos a estas cumplir con su papel, también debemos cumplir con lo que nos corresponde como ciudadano común para salvaguardar nuestra vida y la de quienes nos rodean y nuestros propios intereses materiales.
¿Y los políticos? Deben reorientar sus ofertas a aquello que realmente pueda hacerse, pero conociendo plenamente la problemática del pueblo pueblo.
Publicado por El Marcalino
Edición 169, 04 de octubre del 2010.
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