5 de junio de 2013

La Marcala que yo recuerdo 22

 Por:  Oscar Mauricio Ramos Henríquez

Tal vez si la Toyota se hubiese dado cuenta de este episodio habría inventado mucho antes el slogan  que dice : “NO LO MANEJE, ¡¡¡MALTRATELO!!!”
Hace poco vi a un niño de unos cuatro años comiendo algo que era común en aquellas épocas y que yo lo conocí como “MACHUL”, otros le decían “MAMACITO” que era elaborado con una tortilla recién salida del comal y que se le agrega queso desmenuzado haciendo un especie de comprimido parecido a un “muñeco” y según la inventiva de la mamá, le hacía brazos, patitas y hasta cabeza con orejas y que era delicia para nosotros, creí que ya nadie comía de eso pero veo que algunos conservan esas costumbres; otra cosa común era la “vaca” que como a Marcala no se vendía  ice cream ni otro tipo de helados pues nos habíamos inventado esa bebida que consistía en medio vaso de leche y medio vaso de cocacola, tenía un sabor más bien extraño que al final y porque no había nada más  que tomar terminaba por gustarnos; también comíamos queso frito que era así de sencillo o sea freír queso y ya.- Y un último manjar era comer una semilla de un árbol de sombra para el café que es de la familia de los pepetos, guanijiquiles y guamas, que se llama “PATERNA” que las cocían con algo de ceniza y un poco de sal y era otra delicia .- Como van los tiempos creo que vamos a tener que volver a usar estos tipos de manjares  que si se pueden hacer, prueben  estos cuatro, tal vez les guste alguno.
Para el viaje de despedida de sexto grado, la mamá de un gran amigo les preparó a él y su mejor amigo un pollo para el “bastimento” (comida para el camino), pero a esa edad uno tiende a ser egoísta y  este fue el caso pues en complicidad con la oscuridad de la madrugada el dueño empezó a pellizcar el pollo y cuando el alero (gran amigo) volteaba a ver  qué pasaba porque sentía el olorcito a pollo, el otro se hacía el dormido, ponía cara de momia, así lo fue pellizcando cuando podía .- Pero el efecto de la saliva con el aire, el manoseo y el calor del cuerpo (porque  lo había sacado de la mochila y metido debajo de la camisa para levantar menos sospechas) empezó por descomponer el pollo.- Ya cerca de las nueve de la mañana, el compañero intentó darle otro pellizcón al pollo pero al abrir la bolsa se sintió un olor nauseabundo nauseabundo que otro  niño  que iba en el asiento de atrás grito  “PROFE, aquí va un niño que se va cag$%&ndo y no de risa, hey vos, le hubieras quitado aunque sea las botas de hule” .-

Continuará….

Publicado por El Marcalino

Edición 300, 21 de mayo del 2013.

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