Por:
Oscar Mauricio Ramos Henríquez
La Marcala de los
70 tenía los ríos y quebradas limpios y se podía bañar casi en
cualquier lugar, además de esto habían “jutes” y “chacalines”
(camarones pequeños) que se podían comer, han desaparecido hasta
los “tunguros” (renacuajos) producto de la contaminación, casi
no habían zancudos pues habían suficientes sapos para comerse las
larvas, pero como se ha roto el equilibrio ecológico , no se ve pero
ni “las golondrinas” que marcaban épocas de lluvia.
Si, hasta
principios de los años 80 , no había tanta contaminación y se
encontraban peces que nosotros conocimos como bubuchas o bumbuchas ,
olominas y plateras que eran peces pequeños de la familia de las
sardinas y que se podían comer asadas o fritos .- También se
pescaba “cueviado” que consistía en poner una atarraya en un
extremo de la poza mientras otros venían con unas varas puyando las
cuevas y recovecos para atrapar los peces que generalmente eran
“juilines” (un pescado sin escamas) o guapotes , las tilapias no
las conocíamos ni en revistas.
Hay personas que
se van conociendo que parece que no envejecieran, este es el caso de
Alfonso “fonchito” Palacios; Estaba yo en el Kinder que quedaba
en la casa de don Herminio Montoya donde ahora viven las hermanas
Montoya (Annie y Marla) y él ya trabajaba en la junta nacional de
bienestar social (lo que hoy es el INHFA ) , me acuerdo por un
episodio que me pasó por andar corriendo jugando de agarrar; me
persiguieron y no tuve más remedio que subirme a la pared de la
conejera que teníamos de proyecto y que nos habían prohibido jugar
allí con tan mala suerte que al caer al piso quedé clavado con mi
pie derecho, yo solo me metí el clavo, casi me crucifico; al oír
los gritos, fue él quien me liberó pues el clavo traspasó mi
zapato saliendo la punta hasta arriba.- Me llevaron al centro para
curarme e inyectarme contra el tétano y de paso llevar un “traductor
de llantos” porque el Mauricio no paraba de llorar, no lo calentaba
ni el sol .- Hoy que lo veo en la cancha alterna me doy cuenta que ya
me falta poquito para alcanzarlo en edad pues lo recuerdo casi como
está en la actualidad.- por cierto que en ese tiempo perdí mi
interés al futbol porque en una potra me pusieron de portero, el
profesor Guillen que era el jefe de la junta me soltó un “trayazo”
(una línea) que me pegó en la cara y me metió con todo y pelota en
la portería (solo tenía cinco años), desde ese tiempo aborrecí el
futbol y me volví a interesar en ese deporte hasta que regresé a
Marcala hace como una década.
En la escuela casi
nadie se salvó que le pegaran su par de varazos y yo no fui la
excepción pues quien me sonó fue el profesor Filadelfo Benítez que
fue mi profesor en segundo grado y aunque no me dio clases también
me sonó el profesor Eusebio Maldonado en ambos casos, fue injusto
pero en esos tiempos no habían derechos humanos que protegieran los
niños y en ambos casos terminé en mi casa porque no había forma de
parar el llanto del Mauricio. –Eso si, jamás me volvieron a tocar.
Continuará
…
Publicado por El
Marcalino
Edición 290, 12
de Marzo del 2013.
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