Por Jorge Barralaga
Cuidado con lo que dice, no vaya ser que esté repitiendo lo que otros quieren y en la dirección contraria a sus intereses. Esto es más frecuente de lo que uno cree, sin darnos cuenta opinamos y defendemos con pasión ideas que no son nuestras, ideas que revelan enfoques, tomas de posición y maneras de cómo hacer las cosas; todo sin darnos cuenta que estando de este lado, estamos defendiendo las del otro.
Así funciona la sociedad-Estado, necesita de cierta armonía y unidad y para ello crea mecanismos de reproducción ideológica del orden establecido, de eso se encarga el sistema educativo en todos sus niveles, la iglesia en todas sus denominaciones y los medios de comunicación escrita, hablada o televisada. El objetivo es uno solo, asegurarse de que la gente común, por mal que nos vaya, defendamos un sistema social injusto.
Y vaya que funciona; desde la reforma liberal de 1876 impulsada por Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa, en más de 130 años nunca estuvo tan amenazado el poder de las clases dominantes como ahora, después del golpe de Estado. Así, durante más de un siglo, los medios de comunicación han jugado un papel efectivo reproduciendo ideológicamente el sistema, papel que en este momento histórico lo juegan cadenas como Audio-video, Emisoras Unidas, Televicentro, El Heraldo, La Prensa, La Tribuna, entre muchos otros.
Pero, en plena crisis y con el actual avance tecnológico en las comunicaciones, también ha sido posible que la información real de lo que pasa, llegue a la mayoría de los hondureños (as). Esto, a pesar del sabotaje y el cierre de medios, a pesar de la intimidación legal o la represión abierta a los periodistas y vean lo que ocurre; medios poco conocidos hasta el 28 de junio del 2009, son ahora vistos, leídos o escuchados por millones de hondureños (as) que a la vez, abandonaron su predilección por los medios oligárquicos.
Así que, a diferencia del pasado, hoy es posible conocer claramente la versión de los reproductores ideológicos del sistema y la de quienes han asumido una valiente posición a la par del pueblo en su proyecto de transformación social a través del FNRP. Estos son los medios de comunicación alternativos, los que por principios no pueden mentir o deformar la verdad, los que entienden que callar significa volver al pasado, los que saben además, que el destino de las gargantas tarifadas está en el basurero de la historia.
Los medios alternativos son muchos y siguen apareciendo pero, es justo reconocer, algunos destacan por su capacidad de sacrificio, sufrieron represión y con ello, también se ganaron el corazón de cientos de miles de hondureños (as). Reconozcamos esa valentía a Radio y TV Globo, Cholusat Sur, Radio Progreso, El Libertador y a muchos medios locales y regionales que, como Radio Marcala, Radio San Miguel y este semanario El Marcalino, han demostrado de qué lado están.
Publicado por El Marcalino
Edición 162, 16 de agosto del 2010
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