Los Rumiantes y el Fútbol de Marcala

Escribe Marco Tulio Lozano. La práctica del fútbol siempre ha sido una de mis actividades favoritas, hoy más que nunca recuerdo las reprimendas de mi papá, por no cumplir a cabalidad con las tareas domésticas a mí encomendadas “No seas como Juan Bobo dedícate a estudiar” repetía mi viejo; pero esos regaños conseguían solamente despertar una conducta de rebeldía propia de mi adolescencia. Para no hacer tan largo el cuento “déjeme decirle” que siempre estuve convencido, por la horas dedicadas al deporte que era un buen jugador de fútbol. Además adjetivos como “sos el motor del equipo” “Cómo le das salida al Audaz” “Cuando vos no jugas el equipo no se para bien” Y cuántas cosas más que eran vertidas por mis compañeros de “profesión” me confirmaban mis innatas habilidades con el balón en mis pies. Pero como toda buena historia, esta no tuvo un final feliz; por eso quiero compartir con ustedes un acontecimiento suscitado recientemente durante el desarrollo de un encuentro deportivo; resulta que era una des esas jugadas cargadas de enjundia, embestí a don Arturo Bautista, jugador del equipo contrario y “don” Arturo se sintió muy molesto y con mucha propiedad comparó mis acciones dentro del campo con las que realizan las vacas en sus actividades diarias.– Inmediatamente vinieron a mi mente los halagos que mis compañeros suelen hacerme por el tipo de fútbol que me derrito en rectángulo de juego y me dije … no puede ser que tanta gente se equivoque, creo que Arturo me tiene envidia por la forma como le pego al balón, por cómo intuyo la jugada del rival, la forma como corro a los espacios etc etc. Pensando en todo eso estaba cuando vinieron a mi mente las situaciones que se producían mis compañeros me engalanaban con los adjetivos antes dichos, … y de repente todo lo vi clarito al final me desengañé. Siempre que mis compañeros comparaban mi fútbol con el de Wilson Palacios, siempre, siempre me tocaba el turno de llevar el uniforme, para su respectivo aseo y consecuentemente con la situación meditaba “es lo menos que puedo hacer, por supuesto lo lavaré y si es posible el próximo juego hasta una limonadita traeré … Hoy me digo qué buena enseñanza me dejó el encontronazo con “don” Arturo, estoy totalmente de acuerdo con este señor, el tiene la razón, mis cualidades futbolísticas están muy distantes de lo que mis compañeros suelen decir, definitivamente NO soy buen futbolista me voy jubilar del fútbol. Ahora tengo un sueño que me ronda día y noche, quiero ser diputado al Congreso Nacional seguramente ahí no desentonaré con mis habilidades de rumiante y de repente hasta pueda ser su presidente. Gracias Don Arturo Publicado por El Marcalino

18 de enero del 2010, edición 132.