Por Dina Meza Defensores en Linea
Unos 30 policías propinaron una salvaje golpiza a cuatro jóvenes, un periodista que cumplía con su labor y una mujer que evitaba que los agentes masacraran a su hijo, el viernes 31 de julio, a eso de las 11 y media de la noche a inmediaciones del Mercado Zonal Belén. Aparte de la crueldad contra la vida de estas personas, los policías los acusaron de atentado.
Con esta acción continúa el abuso de los cuerpos de seguridad del Estado contra la población civil, en el marco del golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya Rosales.
Las muertes de varias personas, los desalojos violentos que han dejado centenares de personas golpeadas, muchas de gravedad, las detenciones ilegales y los hostigamientos, son parte de la inseguridad que generan la policía, el ejército y grupos paramilitares contratados para infiltrarse en las marchas y elaborar los perfiles de las personas que consideran una amenaza.
Este viernes el toque de queda fue suspendido después que se instaurara el 28 de junio, el mismo día del golpe de Estado.
Los jóvenes Carlos Gustavo Hernández, José Luís Hernández, José León Rodas y Edwin Geovanny Hernández, nunca se imaginaron que terminarían golpeados hasta el extremo de ir al hospital, por los golpes propinados por policía que estaban dispuestos a terminar con la vida de los muchachos, pero ese fin no fue concretado porque un periodista decidió arriesgar su vida para salvar la de ellos.
Se trata de Juan Carlos Cruz, un joven periodista que se indignó tanto al ver desde el balcón de su casa como los policías estaban ensañándose contra los muchachos.
“Mi esposa y yo escuchamos ruidos afuera y vimos por el balcón la escena represiva, empecé a filmar desde mi casa, pero las tomas estaban muy oscuras por lo que decidí bajar hasta donde los policías tenían a uno de los muchachos en la patrulla golpeándolo y al otro en el suelo cerca de una cabina telefónica, estaba filmando todo, ellos no se habían percatado de que me encontraba allí, pero fui descubierto, cuando acordé tenía a uno de ellos a mi par”.
Me agarró a golpes y me quitó la cámara, le grité soy periodista y estoy haciendo mi labor, me golpearon en la cabeza y me quebraron la cámara es muy seguro que para borrar la evidencia, dijo Cruz, quien no salía de su asombro en una celda donde fue llevado a la Policía Metropolitana en el barrio Los Dolores de la capital.
Traté de defender a mi hijo para que no lo mataran
Cuando vi que los policías golpeaban a mi hijo me interpuso, pero uno de ellos me dio con el rifle en mi ojo izquierdo al tiempo que me agarró del cuello y me estaba asfixiando, yo ya no podía respirar cuando mi esposo les gritó que me dejaran, él también fue golpeado”, dijo María Elena Velásquez, quien es la madre de Edwin Geovanny Hernández, a quien los agentes le quebraron con golpes el brazo derecho.
Mientras recuerda las escenas de terror que vivió pensando que perdería a su hijo, pasa sus manos por el ojo que todavía tiene inflamado como producto de los golpes, “es indignante esto, estamos desde anoche esperando la liberación”, expresó el sábado entrada la noche.
Una defensora pública presenció ataque de policías.
Edwin Geovanny y sus compañeros relataron a una delegación del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), que fueron llevados a la Estación policial número Tres ubicada en el barrio Belén, a unas cuantas cuadras de donde sucedieron los hechos.
“Cuando nos llevaron adentro de la posta policial nos pusieron en fila y empezaron a golpearnos, a mí me quebraron este brazo y a nosotros nos dieron por todos lados”, dijeron los afectados.
La defensora pública de esa estación policial vio cuando a uno de los jóvenes un policía le dio con el puño en la boca, pero no informó de lo sucedido en el reporte, su orden de llevarlo a un centro asistencial fue pasada por alto por los policías, a pesar de la gravedad de la fractura.
Fiscal dice que no puede determinar si hubo Abuso de Autoridad.
Los jóvenes junto al periodista Juan Carlos Cruz fueron trasladados a la Policía Metropolitana No1, hasta donde llegó la delegación del COFADEH a gestionar su libertad.
Los mismos policías que les golpearon les llevaron a la delegación donde les acusaron de atentado. El Fiscal de turno Francisco Portillo al ser consultado por una procuradora de derechos humanos del COFADEH sobre los cargos, éste manifestó que no podía determinar si hubo o no Abuso de Autoridad por parte de la policía, a pesar de ver el yeso en el brazo de Edwin Geovanny.
Al final como producto de la labor en defensa de los derechos humanos realizada por COFADEH, los afectados fueron dejados en libertad “por ahora”, mientras el fiscal dejó abierta la investigación, según dijo, para saber qué pasó porque debe dar credibilidad a las dos partes.
Aunque los afectados insistieron en que fueron cruelmente reprimidos, el fiscal no incluyó los pormenores de los relatos, incuido el hecho que una defensora pública presenció los golpes contra uno de los jóvenes y la madre de Edqwin Geovanny le dijo del golpe en su ojo y del intento del policía que pretendió asfixiarla.
El Ministerio Público se ha convertido en una institución para fomentar la impunidad, sus acciones no van más allá de ejercer acciones contra personas que el régimen golpista quiere ahogar jurídicamente.
El periodista Juan Carlos Cruz manifestó que temía por su vida pues los policías sabían dónde vivía y podían tomar represalias contra él, solo por el simple hecho de haber captado las escenas violentas de la policía.
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