En medio de la tumultuosa impotencia popular,las lagrimas levantan más polvo que las botas militares.
Las pupilas se retuercen ante la desfachatez del poder camuflado,se agrietan, duelen ante la exigencia muda de las bocas rebeldes.
Hipócrita comunidad internacional que se pronuncia pero se hinca de hombros, el pueblo no la entiende pero huele su ignominia.
Yo también estoy en Tegucigalpa, porque me duele el lado izquierdo del pecho al ver como se castiga la consulta popular,como la convierten en insolencia.
Porque también aprieto el puño entre las estrellas azules,porque sollozo de rabia cuando veo que tantos comunicadosno sirven para detener las balas.
Yo también estoy en Tegucigalpa,también siento el fuego interino porque se que después de la oscuridad, siempre llega el principio de un nuevo día,siempre aparece el ALBA.
Para encandilar a los entusiastas de la muerte,no para cambiar sus métodos, si no para abrirse paso entre las tinieblasy seguir saliendo.
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