Por Yanet Urquia
A menudo nos pasa que cuando las cosas no salen bien o se nos complican buscamos culpables. Responsabilizamos de nuestros errores a otros.
Sabía usted que es falta de madurez; mal de muchos consuelo de tontos en nuestro ambiente; pero tratándose de nuestras autoridades y de gente que conduce el “Plan de desarrollo municipal” no es aceptable porque si tuvieron el gran valor de proponerse para ser nuestros administradores, servidores y dizque representantes no pueden estar buscando a quien echar culpas.
La población quiere respuestas rápidas, concretas y favorables de no ser así ellos reflejan poca información en temas fundamentales, desinterés en el bien común y nos atrevemos a decir irresponsabilidad para con un pueblo de economía paralítica, falto de empleo, salud, etc, etc. Teniendo como único y perfecto aliado el tiempo que corre y así vamos oyendo los escándalos de corrupción de arriba y para colmo de males ahora también bullas locales.
Alienta saber que en nuestra comunidad aún hay gente voluntariosa, sin ánimos de protagonismo, únicamente buscando el bien común, se organiza, apoyan, inciden: Jóvenes borrando las huellas de un descontento popular, embelleciendo áreas verdes; un comité de turismo limpiándole la cara a la ciudad, un barrio soberanisando decisiones, una comisión vial, una comisión defendiendo al contribuyente y ojalá surjan más para que encuentren más culpables a su ineficiencia. Ya dijeron en una ocasión que fueron electos “para bien o para mal” que bueno que reconocen esa parte de mal habrían querido decir que nos esperan treinta y un meses más de narcisismo, manipuleo de conciencias, autocracia y tener que verlos y oírlos en publicidad pagada con dineros públicos. Pobre pueblo pobre.
El siglo 21 exige gobernar sin demagogia, con la verdad, con manos limpias sin negociar (entiéndase engañar) eso sería, mandar obedeciendo; gobernar sin imponer, solucionar.
Publicado por El Marcalino
03 de mayo del 2010, edición 147.
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